Ricardo Rondón, 22 años, Chascomús (Argentina)

Pier Giorgio Frassati un gran ejemplo en la vida de los jóvenes de ayer y de hoy, su figura motiva y sirve de guía a muchos jóvenes que se animan a caminar por los senderos de las bienaventuranzas.  Muy bien hace referencia a esto nuestro querido Juan Pablo II. Pero hoy no quiero referirme a otras personas; sólo a este joven que suscitó en mi vida de fe un seguimiento y un entusiasmo por la Eucaristía que jamás sentí antes.
Repasando su vida encontré frases en las cuales mi corazón reposó en momentos en los cuales era de gran vitalidad pegar un salto de fe.
Desde mi experiencia al encontrarme con Jesús en la figura de este Beato fue de gran vitalidad en mi fe, ya que cambió mi manera de vivir el evangelio y me regaló lo que ahora soy.
Lo más significativo que quedó en mí a modo de ejemplo de Pier es ese amor por la Eucaristía, que me enseñó que es el único alimento que me da la fuerzas para seguir con mis actividades y mis estudios. Recuerdo que Pier Giorgio vivió ese momento como el más importante de su vida y al cual nos invita a cada uno a seguirlo.  Seguir el camino de alguien que era un hombre como nosotros con limitaciones, con enojos, con momentos de desierto, es fascinante porque  en él encontramos a Nuestro Señor, que nos invita a diario a seguirlo tal cual somos, por que él no quiere súper hombres sino compromiso, fe en él, y que confiemos. Nos dijo (Yo soy el camino, la verdad y la vida) “el que quiera seguirme que tome su cruz y me siga”, este joven supo abrazar la cruz de Jesús y entregó sus debilidades y su vida en el seguimiento de ese camino, el camino del amado.
No dejan de sorprenderme detalles de su vida como su ardiente llama de amor a Cristo que iluminaba el camino de sus amigos y que aún hoy nos ilumina.  Tenía un Jesús que lo quemaba por dentro y le regalaba su Gracia, ese mismo Jesús que hoy nos dice a nosotros: “jóvenes del mundo, no apaguen la llama de la fe, que ésta los queme y sean evangelizadores de miles de jóvenes.  Peleen por que este mundo relativista los quiere callar, levanten la voz para que los reconozcan por el amor que se tienen unos a otros”.
Muchas cosas quedan en el tintero para hablarles pero me voy a despedir para no ser muy extenso con un poquito de lo que me toca vivir y en lo cual Pier me mostró el camino.
Pier Giorgio cambió mi sentido de fe, cambió mi modo de vida, tenía un terrible problema el cual se explica en que tenía cuerpo de 17 años y fe de 5. Conocí a Pier en un encuentro y empezó a suscitarme preguntas.  Luego llamó mi atención su vida y comencé a seguir sus pasos hacia Jesús, quien tiempito después me regaló los más grandes hermanos en la fe y grandes amigos, que me acompañan en el camino hasta el día de hoy. Después se encargó de suscitar el gozo de perseverar en la oración junto a estos amigos y con esto mi fe se halla en camino al encuentro de Cristo. Luego seguí caminando los pasos de la vida de este Beato y encontré a Cristo en la Eucaristía de todos los días y comprendí ese amor que supo tener Pier a la Eucaristía. Seguí caminando y me regaló el don de reconocerme en mi familia, mi lugar y mi compromiso por el evangelio en ella.  También me regala a diario el encuentro en el estudio comprometido por el reino de Dios, y espero que a través de la administración de empresas (mi carrera universitaria) pueda ayudar a muchos de mis hermanos más débiles.  Comprendí que el evangelio se vive y que si somos coherentes podemos vivir la santidad ya que no se tienen que hacer cosas extraordinarias; sino lo simple y cotidiano de la vida hacerlo extraordinariamente. La entrega y el amor por los amigos, hermanos y por el que está a mi lado es el camino hacia una fe comprometida con el evangelio.
Los invito queridos míos a vivir la evangelización y a que no nos quedemos esta experiencia para nosotros. Que salgamos a gritar -como lo supo hacer Pier- que Cristo nos amó primero. Salgamos y “felices ustedes si son perseguidos a causa de mi nombre” nos dijo el Señor. Feliz será el Día de mi muerte por que sé que Cristo nos espera con los brazos abiertos.  Los abrazo en María quien fue Madre, y guía de Pier, y vivamos siempre con fe y Verso l’ alto, donde encontraremos la Paz y a Cristo.

Ricardo Rondón / 22 años / Chascomús / Argentina